Gestión sanitaria basada en la evidencia: ¿una moda necesaria?



Nos tropezamos en Medical Economics con un editorial titulado «La gestión sanitaria debe ser evidente», una especie de guiño a la MBE para que así las buenas prácticas en el ámbito de la gestión se puedan replicar sin miedo, una vez se compruebe que funcionan bien. José María Martínez propone crear una nueva línea llamada GBE para abandonar la intuición o la costumbre como fuente de evidencia fiable para los gestores.


La gestión basada en la evidencia (GBE) o Evidence-Based management no es nueva en el ámbito de la sanidad, y así en 1998 encontramos un interesante artículo titulado «Towards an evidence based health care management». En este artículo, partiendo de los conceptos básicos de la MBE, se lanza a describir los principios básicos de un nuevo modelo de gestión. Poco después, en 2001, Walshe y Rundall publican en la prestigiosa revista The Milbank Quarterly el artículo «Evidence-based management: from theory to practice in health care». Otra aproximación interesante, centrada en la realidad del NHS, la firma Hewison en 2004 con el título «Evidence-based management in the NHS: is it possible?».

El abuso se convierte en el primer elemento negativo de los actuales modos de gestión. Así, las modas, las tecnologías y las presiones por ser los primeros en hacer algo suelen ser factores clave en la toma de decisiones gerencial. ¿De qué forma pueden los gestores aplicar la evidencia en la gestión? Es cierto que las decisiones directivas, generalmente en el ámbito de la meso y macrogestión suelen ser heterogeneas y no se limitan a una o dos variables, de hecho muchas veces son decisiones a largo plazo. Sin embargo, quizás se eche de menos algunas herramientas de actualización de conocimientos para gestores, unido a una actitud claramente a favor del aprendizaje continuo.

Existen ejemplos claros como la sección de alertas del Institute for Innovation and Improvement del NHS. Una selección de los artículos publicados en el último mes agrupados por temas de interés para el gestor y el profesional: calidad sin reducción de costes, innovación, aprendizaje, productividad, seguridad del paciente, liderazgo, etc. Aquí podéis consultar el listado de artículos sobre liderazgo para septiembre de 2012, una buena forma de mantenerse al día sin mucho esfuerzo.

Otro elemento clave es la forma en que se toman las decisiones. La objetividad y la independencia van unidas de principio a fin, y en un entorno tan complejo gracias a los grupos de presión, las influencias políticas y los medios de comunicación, mantenerse firme y ajeno a las presiones es muy difícil. Vamos a citar tres ejemplos relacionados con cada factor citado:
– Informes de evaluación de medicamentos por parte de centros públicos. Si se trata de un medicamento nuevo, con una empresa potente detrás, capaz de mover hilos y pedir favores a niveles muy altos, mantenerse fiel a la evidencia puede convertirse en un riesgo. Aquí podéis leer un ejemplo reciente por hablar en voz alta de las ya míticas Sysadoas (suplementos dietéticos en otros países).
– Propuesta de apertura de un nuevo centro de salud en un municipio que, tras hacer un estudio poblacional y de recursos, se comprueba que no lo necesita. La presión política municipal hace saltar por los aires toda la evidencia, además en estos casos es muy sencillo contar con el apoyo mediático.
– El desconocimiento por parte de los medios de los fundamentos de ciertas decisiones puede conseguir que las decisiones correctas sean criticadas o incluso eliminadas tras una campaña en su contra. Aunque claro, teniendo en cuenta como se forman algunos medios, todo se entiende mejor.

Para acabar, es fundamental que las organizaciones centrales (servicios de salud, consejerías, ministerios) prediquen con el ejemplo y difundan y apoyen iniciativas de toma de decisiones basadas en la evidencia. La existencia de órganos técnicos de apoyo, de búsqueda y difusión de informes, etc. es fundamental para conseguir que la gestión sanitaria tome un rumbo fijo, y no vaya de lado a lado, según el viento. Sin embargo, no podemos obligar a que toda decisión dependa al 100% de este factor, la variabilidad en la gestión es un factor que siempre está presente, el que se encarga de adaptar la evidencia a la situación real, al día a día sanitario. 

¿Difícil? Pero no imposible… ¿Querrán las sociedades científicas y asociaciones profesionales coger el timón? ¿O ya están demasiado afectadas por algún viento que sopla con una dirección muy concreta? El de la costumbre es uno, el de la presión industrial otro, el del miedo también suele aparecer a menudo, y otro que no se comenta mucho pero también se ve en los despachos es el de la desidia, el de «mejor no decido nada y así no meto la pata«. Ahora solo queda empezar a caminar y demostrar que todo esto es posible, y que además funciona.

Salud con cosas

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