El papel de la nutrición en la prevención de dislipemia y aterosclerosis

Las enfermedades cardiovasculares representan una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial, y dentro de sus factores de riesgo se encuentran la dislipemia y la ateroesclerosis. Estas condiciones están directamente relacionadas con los niveles elevados de colesterol y triglicéridos en la sangre, lo que puede derivar en el endurecimiento y obstrucción de las arterias. La nutrición desempeña un papel fundamental en la prevención de estas patologías, ya que un régimen equilibrado y saludable puede ayudar a regular los niveles de lípidos en el organismo y a mantener una buena salud cardiovascular.
Consultar a un nutricionista en Valencia puede ser un primer paso clave para aquellas personas que buscan prevenir o controlar estas enfermedades a través de las comidas. Un profesional de la nutrición puede diseñar planes personalizados que incluyan alimentos ricos en fibra, grasas saludables y antioxidantes, favoreciendo la reducción del colesterol LDL (conocido como colesterol malo) y aumentando los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno). Además, el asesoramiento nutricional ayuda a establecer hábitos alimentarios sostenibles en el tiempo, evitando dietas restrictivas que puedan generar un efecto rebote.
En este sentido, desde Tu dietysta, señalan: “Un experto en alimentación no solo te proporciona un plan de comidas adaptado a las necesidades, sino que también educa sobre cómo tomar decisiones saludables”.
Entre los alimentos recomendados para mantener una buena salud cardiovascular se encuentran los ácidos grasos omega-3 presentes en pescados como el salmón y la sardina, así como en frutos secos y semillas de chía o lino. Las legumbres, frutas y verduras aportan fibra y antioxidantes que contribuyen a la reducción del estrés oxidativo y la inflamación arterial. Asimismo, se recomienda limitar el consumo de grasas trans y saturadas, presentes en alimentos ultraprocesados y frituras, que pueden aumentar el riesgo de acumulación de placas en las arterias.
La actividad física complementa los beneficios de una alimentación saludable, ya que ayuda a mejorar la circulación sanguínea y a controlar el peso corporal, otro factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. Realizar ejercicio de forma regular, como caminatas, natación o ciclismo, puede potenciar los efectos positivos de una dieta equilibrada en la reducción de lípidos en sangre.
Además de la alimentación y el ejercicio, es importante mantener un control médico regular para evaluar los niveles de colesterol y triglicéridos. En algunos casos, la modificación del estilo de vida no es suficiente, y los profesionales de la salud pueden recomendar tratamientos farmacológicos complementarios. Sin embargo, una dieta adecuada siempre será un pilar fundamental en la prevención y tratamiento de la dislipemia y la aterosclerosis.
Adoptar hábitos saludables desde edades tempranas puede marcar la diferencia en la prevención de enfermedades cardiovasculares a lo largo de la vida. La educación en nutrición y la toma de decisiones conscientes sobre la alimentación son herramientas clave para cuidar el corazón y mejorar la calidad de vida en general.